martes, 9 de marzo de 2010

Lenguaje sexista: la prueba del algodón


Existe una relación estrecha entre lenguaje y el pensamiento. El lenguaje sirve para nombrar la realidad, pero también contribuye a transmitir el conocimiento y la educación. Ha de reflejar los cambios sociales, de ahí la necesidad de que evolucione.

El castellano distingue entre el género masculino y femenino, algo que no sucede por ejemplo con el inglés. Cierto que si utilizamos el genérico masculino ofrecemos una realidad fragmentada y desdibujada. Sin embargo, la discriminación sexista traspasa el diccionario y el morfema de género "a" u "o" en la terminación de nombres, adjetivos y participios. ¿Las mujeres nos hemos incorporado al trabajo? No, las mujeres siempre han trabajado, y lo peor de todo, gratis la mayoría de las veces, en tareas no elegidas y, por supuesto, como subordinadas.

La concepción androcéntrica del mundo va mucho más allá; el lenguaje la transmite además a través de refranes, cuentos, canciones, películas, óperas, chistes... La publicidad y los medios de comunicación también acuñan los estereotipos cuando situan la mirada masculina (frecuentemente la de un hombre joven, blanco, sano y acomodado) en el centro del Universo.

Para detectar si existe discriminación por razón de género en el lenguaje o en cualquier situación podemos observar si hay tantos protagonistas masculinos como femeninos y -tal y como propone este taller- probar a realizar la inversión, es decir, a poner en el papel de la canción, película, noticia, etc. a una mujer donde hay un protagonista masculino y viceversa. Si el resultado chirría, es que se están acuñando estereotipos sexistas.

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