viernes, 16 de abril de 2010

¿Es imposible no comunicar?

Si dos personas no se comunican eso tiene un gran significado. Pero eso no es comunicación. Bien es cierto que nadie puede dejar de proporcionar información, resulta imposible. La información (del latín informare, dar forma) es muy importante, reduce la incertidumbre. Sin embargo, para que exista una verdadera comunicación (del latín communicare, compartir algo, poner en común) debe haber una intención de entendimiento y una interacción. Este axioma es extensible a cualquier sistema u organización.

Aristóteles define la Retórica como el arte de persuadir o convencer de algo. No sólo abarca el lenguaje desde el punto de vista de los contenidos, sino que contempla la expresión. Relaciona persuasión y argumentación, y las vincula a la lógica, a la dialéctica, como estrategia, y, por supuesto, a la ética.




Hay múltiples teorías de la Comunicación y de la Información. Una muy curiosa es la Teoría Matemática de Shannon y Weaver, que apunta que la información no es el significado del mensaje sino que tiene que ver con el conjunto de los mensajes posibles. Alude a la medida de libertad de elección de la fuente; no es lo que se dice sino lo que podría decirse. Luego hay que tener en cuenta el llamado "ruido" del mensaje y que la percepción del receptor es selectiva. Este paradigma es limitante, frente a teorías de otros autores, como Johansen, para quien la información consiste en datos provistos de sentido.

Los comunicadores somos muy necesarios; no sólo informamos, eso lo hace cualquiera, y hoy con las nuevas tecnologías cada vez más gente. Pero comunicar, lo que se dice comunicar, supone mucho más, es más enriquecedor, más efectivo, y afectivo. Llega más allá. Estamos hablando de participación, de intercambio. Para ello ha de haber empatía; se trata de compartir el conocimiento.

A comunicar se aprende, aunque no todo el mundo precise estudiar en una facultad de ciencias de la comunicación para conseguirlo.

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